Testimonio de Alberto Serra

Diezmar para mí comenzó cuando activé mi fe y dejé de confiar en mí como mi proveedor, o lo que yo podía hacer como persona, con mis fuerzas. A partir de ahí comencé a diezmar y a ofrendar. Esto provoco ataques a mi vida, no fue algo tan fácil y todavía no me es fácil. Sigo sacando las cuentas humanas. No importa en el nivel que tú estés, ya sea que estás ganando un salario y te sea difícil porque estás atado a esa cantidad fija, o que estés en un nivel mayor de ingresos, como donde Dios me ha puesto. Yo tengo un negocio donde los números suman más y también es difícil, porque la tentación de no diezmar acorde a como Dios te ha prosperado es mayor todavía.

Creo que diezmar es un mandamiento y también una bendición. Yo creo que a medida que obedecemos lo que dice la palabra, empiezan a venir las bendiciones. Entendí algo un día, no debemos ofrendar o diezmar para recibir bendiciones, de estas se ocupa Dios; yo lo he entendido, y cada vez que me viene a la mente la idea de diezmar para recibir, rápidamente lo quito de mi mente, porque realmente lo que trato es de obedecer lo que Dios quiere y nos dice en su palabra. Diezmar ha influenciado positivamente a mi familia a tal punto, que llevamos unos días dándole dinero en efectivo a mis hijos, para que ellos desde ahora aprendan lo que es ofrendar. Hacemos esto, porque yo creo que, si hubiese aprendido esto desde más pequeño, mi vida habría sido más fructífera.

Hace uno un tiempo atrás sentí decirle Pastor que empezara a hablar de las ofrendas y los diezmos. Sí, porque realmente yo he visto el efecto en mi vida, y quisiera que todos los hermanos recibieran la misma bendición que he recibido yo y mi familia.