Testimonio de Yoelmer Mora

Al principio el pastor tío de mi esposa me habló sobre el diezmo y yo creía que era un robo. ¿Puedo hablar lo que quiera? Pregunto Lo que tú quieras Respondimos. Dijo entonces, Ok y continuó. Cuando empecé a ofrendar, trataba de hacer cambio para ofrendar un dólar o dos dólares máximo. Cuando yo asistía a la otra Iglesia, la primera Iglesia que asistí, no entendía lo del diezmo; ni porque darlo, ni la necesidad de darlo, si había más personas que lo daban, porque lo tenía que dar yo, yo era el que menos tenía, yo estaba recién llegado y pensaba así. El pastor Ramón, tío de mi esposa, trató de explicármelo varias veces, pero vio que yo no entendía. Y entonces me dijo, Bueno, está bien. Cuando des hazlo de corazón, no lo hagas esperando nada a cambio porque no vas a recibir nada a cambio. Hazlo siempre de corazón, porque es mejor que des un dólar de corazón que diez por obligación. Ese fue su consejo ese día, hay personas que entienden que el diezmo como una obligación, pero no lo hagas por obligación, debes sentir que cuando le das a Dios, tú das para algo.

Cuando llegué a La Nueva Cosecha pregunté ¿aquí quién es el tesorero?, y me dijeron Marcos y dije mira el carro que tiene Marcos, ahí se están yendo mis diezmos y ofrendas. Marcos se está comprando el carro del año con mis diezmos. Te soy sincero, ahora nos reímos, pero eso es lo que pensé. Es la visión que tenía de antes, la forma en que el mundo ve las cosas. Un día el tío de mi esposa me dice Ven acá. ¿Tú estás a favor o en contra de las congregaciones? A favor dije yo. Me pregunta ¿Tú crees que es necesario congregarse?, Yo. Claro, la Biblia lo dice. Y me pregunto ¿y esas congregaciones quién la paga? ¿Allí se paga corriente o se alumbran con mechones? ¿Ahí se paga renta o eso es una casa de alguien?, ¿eso se paga? Yo respondí claro – Y si es así, ¿quién la paga?, y me quedé pensando, es verdad que necesita pagarse. Me dijo, ¿te gusta que te den buena predica? ¿Que estudien la Biblia antes de predicar o tú quieres que salga lo que sea?, digo no, un Pastor, debe prepararse antes de hablar con nosotros. ¿No necesita tiempo para estudiar?, es verdad dije yo. Si necesita tiempo, necesita un salario, si no tiene el salario va a tener que salir a trabajar y no va a tener el tiempo necesario, para estudiar, para prepararse. Aparte de eso, hay más personas en la iglesia que necesitan un salario por prestar un servicio, por el tiempo que dedican a la iglesia. Sí, bueno, es verdad, entonces me dijo, ¿tú estás a favor o en contra del diablo?, yo estoy en contra del diablo. Entonces me dijo algo que me impactó, tú estás haciendo cosas a favor del diablo, porque el diablo no quiere que la iglesia crezca, que la iglesia se expanda y si tú no aportas, a pagar ese lugar donde tú vas, ese lugar hay que cerrarlo, si todos piensan como tú, hay que cerrar la iglesia porque nadie va a dar dinero, y entonces se van a acabar las congregaciones y eso es lo que el diablo quiere. Eso fue un antes y un después para mí, me dije, yo estoy apoyando a que cierren todas las iglesias, si todos piensan como yo se cierran las iglesias. Esto me cambió el chip, así de hoy para mañana. Dije, espera, yo quiero que la iglesia crezca y si yo doy más, quizás se pueda abrir otra congregación, ahí entendí la necesidad de dar el diezmo y las ofrendas.

Ya estando aquí, veía muchas personas que se quedan los domingos cuando se acaba el culto que les gusta venir aquí y disfrutar todo lo que tenemos en este lugar. Y entonces, ya esto es más personal. Bueno, estas personas muchos vienen aquí, y no sé si todos diezman, pero todos venimos a disfrutar de algo, muchas veces no entendemos que eso hay que pagarlo, no se paga solo. Entonces si no contribuimos a que esto crezca o que se hagan todos los planes que se tienen, como las aulas de los niños desde que se empezó y no se ha podido hacer, ¿por qué? Porque no alcanza el dinero. Cuando entendí esto, tuve un choque porque me tocaba pagar la renta y no tenía dinero. O sea, tenía el dinero para la renta, pero tenía que apartar los diezmos y era ahí el dilema. Diezmos o renta, una cosa o la otra. Ese día vine a la iglesia y tenía el dinero en la cuenta para la renta y me dije no, voy a pagar la renta, es más importante. Ese domingo en la iglesia no hablaron del tema de los diezmos, pero me vino esto a mi mente, si yo no pago esto no se va a sostener, primero lo primero, entonces llamé al señor de la renta y le dije, se me atrasó un poco el pago, ¿puedo pagarte el próximo viernes?, y me dijo, si no hay problema. Ahí mismo tomé la decisión, esto no es mío, y di mis diezmos. Desde ese día no he dejado de diezmar y nunca me ha faltado para la renta.

Antes trabajábamos mi esposa y yo, teníamos un salario, pagábamos nuestra renta y teníamos lo necesario y nunca dejamos de diezmar. Mi esposa dejó de trabajar desde hace más de un año, no nos ha faltado nada, yo digo, en mi casa el refrigerador está lleno y tengo para la renta, desde que empecé a diezmar no he tenido la necesidad de orar por prosperidad, o más dinero, o más trabajo, pues no me ha faltado. Cuando lo he hecho, ha sido por los muchachos que trabajan conmigo, porque quiero que Dios les supla también a ellos todas sus necesidades.